El autor superventas y colaborador del New York Times, Malcolm Gladwell, se ha retractado públicamente de su postura anterior sobre la inclusión de las personas transgénero en el deporte femenino.
Con una reflexión sincera, Gladwell admitió en una aparición en el podcast The Real Science of Sport que anteriormente había apoyado «deshonestamente» la integración de hombres transgénero en las categorías deportivas femeninas, reconociendo que, en ese momento, se vio obligado a guardar silencio.
Gladwell recordó haber moderado un panel en la Conferencia de Análisis Deportivo MIT Sloan de 2022 que impulsaba la inclusión. Al reflexionar, confesó que si el debate se celebrara hoy, el panel se opondría abrumadoramente a permitir la participación de atletas transgénero en la categoría femenina.
Afirmó claramente: «Las atletas transgénero no tienen cabida en la categoría femenina», lo que marcó un cambio radical en su postura.
El autor no dudó en admitir que transigió con sus propias convicciones. Reveló que permitió que las «verdaderas meteduras de pata» pasaran desapercibidas, admitiendo que no actuaba con honestidad, a pesar de que en privado coincidía con quienes criticaban la participación de las personas trans en el deporte femenino.
Describió la composición del panel, repleta de defensoras de las personas trans, como un factor de su autocensura inicial.
La confesión de Gladwell se considera ampliamente como un posible «punto de inflexión» —un término que él acuñó célebremente— en el debate sobre las atletas transgénero en el deporte femenino.
Su admisión de haber sido silenciado por la presión ideológica arroja luz sobre un problema más amplio: cómo las voces influyentes pueden ser silenciadas por el miedo a las consecuencias profesionales.
Como uno de los autores más reconocidos de nuestra era, el cambio de postura público de Gladwell tiene peso. Su honestidad pone de relieve la presión cultural para conformarse dentro de los medios de comunicación tradicionales.
También renueva la atención sobre la necesidad de un discurso honesto para defender la competencia justa y salvaguardar la integridad —y la seguridad— del deporte femenino, así como para proteger a las mujeres de la ideología trans.