Los médicos religiosos de Canadá sufren presiones para participar en la muerte asistida

Quebec aprobó recientemente un proyecto de ley que obligaría a todos los centros de cuidados paliativos de la provincia, incluidos los confesionales, a practicar la eutanasia

Los médicos religiosos de Canadá se enfrentan a una presión cada vez mayor para que participen en el programa de Ayuda Médica a Morir (AMM) del país, aunque vaya en contra de sus creencias. Esta presión ha provocado que algunos médicos abandonen sus puestos de trabajo y que organizaciones sanitarias enteras cierren.

Un ejemplo es el Dr. Kevin Sclater, un médico de familia que trabajó para el hospicio Crossroads en la Columbia Británica durante 19 años, pero dimitió en diciembre por tener que evaluar a los pacientes para el MAiD en contra de sus propias creencias.

Desde que Canadá legalizó la eutanasia en 2016, los criterios para la MAiD se han ampliado para incluir a pacientes que viven con dolor pero sin una muerte natural razonablemente previsible. El país pretende ahora ampliar aún más la muerte asistida para incluir a los pacientes con enfermedades mentales.

Los centros sanitarios de Columbia Británica que reciban más del 50% de la financiación del gobierno y practiquen la muerte asistida por un médico están obligados a evaluarla y llevarla a cabo. Las instalaciones de carácter religioso están actualmente exentas, pero existe una presión para eliminar esas exenciones.

Quebec aprobó recientemente un proyecto de ley que obligaría a todos los centros de cuidados paliativos de la provincia, incluidos los confesionales, a practicar la eutanasia. Sin embargo, la provincia se enfrenta a una escasez de servicios de cuidados paliativos, lo que puede estar contribuyendo a que los pacientes elijan el MAiD.

Quebec se considera ahora un “punto caliente de la eutanasia“, con un aumento significativo de las tasas de eutanasia de 2021 a 2022.

En la Columbia Británica, la Delta Hospice Society, que proporciona cuidados al final de la vida pero no muerte asistida, se vio obligada a cerrar tras las amenazas de la autoridad sanitaria local. La autoridad exigió que el hospicio practicara la eutanasia, lo que condujo a su cierre y absorción.

La creciente presión para que los centros sanitarios religiosos ofrezcan la muerte asistida suscita preocupación por la erosión de la libertad religiosa y la posible pérdida de opciones sanitarias de alta calidad.

Estudiosos y expertos advierten de las consecuencias negativas de la expansión de la eutanasia y señalan a Canadá como un ejemplo que otros países deberían evitar. El debate sobre el MAiD continúa, con opiniones enfrentadas sobre los derechos de los pacientes y las creencias religiosas de los profesionales sanitarios.

Salir de la versión móvil