La muerte de la razón

Demasiado tiempo de paz genera una sociedad buenista y adormecida que acata todo lo que se le presenta como bueno, sin pararse a juzgar con un mínimo de espíritu crítico.

Solo hay que encender la televisión para verlo. Los programas que apelan a los sentimientos son un éxito y cada vez ocupan más tiempo en nuestras pantallas. Los reality shows de lágrima fácil atraen al gran público. Es lo que se vende porque es lo que se demanda.

El problema no es el hecho de que todos cuenten sus intimidades (¿dónde quedó el pudor que resguarda lo valioso?) en directo, sino que falta algo…. ¿no te da la sensación que al menos deja que pensar, o más bien, no deja que pensar?

Porque así es. Este es solo uno de los síntomas que nos advierten del peligro. La razón se ve relegada a un segundo plano, algo casi anecdótico. Y cuando se extiende esta idea buenista de que los sentimientos son lo único que importa -da igual lo que nos llevemos por el camino- cala en las mentes de la inmensa mayoría, retrocedemos enormemente como sociedad y como seres humanos.

Es una situación donde todas las opiniones valen lo mismo y son igual de ciertas, porque de lo que se trata es evitar a toda costa hacer sentir mal a la otra persona  En los debates de hoy en día no importa la veracidad de los argumentos, sino la fuerza con la que lleguen al gran circus; es decir si causan impresión, si erizan la piel.

En la posmodernidad parece como si la razón hubiera sido erradicada de todos los campos. El sentimiento invade todos los debates posibles, y juega con la ventaja de que tiene las de ganar, porque de otra manera, seríamos unos desalmados, ¿no?.

Puede sonar raro lo que digo. Pero creo que es así. Demasiado tiempo de paz genera una sociedad buenista y adormecida que acata todo lo que se le presenta como bueno, sin pararse a juzgar con un mínimo de espíritu crítico. No soy el primero en decirlo ni seré el último, pero no le falta razón a la afirmación anónima de que “tiempos difíciles traen hombres duros, hombres duros traen tiempos fáciles, tiempos fáciles traen hombres blandos y hombres blandos traen tiempos difíciles, para empezar de nuevo el ciclo”.

Lo cómodo y fácil no siempre es lo correcto. El esfuerzo, el espíritu crítico, tiene una utilidad social…. al menos para que la realidad sea más completa.

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