Enero de 2021, Bogotá está colapsada en sus servicios médicos de urgencia y a punto de quedarse sin camas en las llamadas UCI (unidad de cuidados intensivos).
El padre de un buen amigo se contagió de COVID y no lograba que sea admitido en ningún hospital. Sin embargo la familia se movilizó, le han atendido y han conseguido estabilizarlo mediante sus cuidados y protección. Han contactado también a un amigo médico de la familia quien lo ha visitado y le ha recetado medicamentos que han permitido su recuperación. Según las palabras del propio médico la familia fue la que hizo la diferencia entre la vida y la muerte de este señor.
Hace unos días me llegó otra noticia. En el edificio contiguo a mi casa encontraron muerta a la señora que habitaba uno de los apartamentos, llevaba ya 5 días de fallecida y los vecinos se enteraron por el mal olor que emanaba de ese departamento. La señora llevaba varios años sola, con un matrimonio destruido y alejada de sus dos hijos. Murió sin tener ningún apoyo a pesar de que sus seguros de salud estaban perfectamente al día, pero no había nadie que se preocupara realmente de ella.
Puedo decir entonces que la diferencia salvadora fue la familia.
Y es que la familia es la unidad primordial en donde el ser humano surge, existe y se prolonga. La familia es la entidad cercana que nos permite humanizarnos, nos da la posibilidad de vivir y desarrollarnos, nos protege y nos acoge.
En la familia valemos no por lo que tenemos, sino por lo que somos, en ella no interesa si tenemos doctorados o si solo cursamos estudios básicos, ahí valemos por qué existimos, por qué amamos y somos amados .
El grave deterioro del matrimonio, vínculo fundante de la familia lleva todos los días a la disolución de la familia y con ello de las relaciones fundantes y fundamentales para todo ser humano. Se pierde la cercanía, el entorno de confianza, el apoyo sincero y desinteresado, la preocupación genuina por el bien del otro como una persona, convirtiéndose en un individuo lejano, anónimo que en el mejor de los casos nos genera indiferencia.
Por eso podemos afirmar con total contundencia que la familia hace la diferencia salvadora no solo en esta pandemia sino en la historia de la humanidad.