Una escuela primaria de la Iglesia de Inglaterra en el sur de Inglaterra se ve envuelta en una polémica tras permitir que un niño de cuatro años se matricule como niña, sin revelar su sexo biológico a sus compañeros. La situación se agitó tres años después cuando la verdad salió a la luz, traumatizando a algunos de los jóvenes compañeros del niño.
La disputa inicial surgió cuando el chico, que había estado realizando una transición social como chica, reveló su sexo biológico a sus compañeros en el baño de chicas. Los informes sugieren que la conmoción causada por esta revelación desencadenó angustia entre los alumnos que se sintieron engañados, y en un caso provocó insomnio inducido por el estrés en una niña perturbada que había formado un estrecho vínculo con el niño transexual.
Los padres, a su vez, han emprendido acciones legales contra la escuela alegando que la ocultación del sexo del niño fue inapropiada. A pesar de su angustia, alegan que sus preocupaciones han sido desestimadas por la dirección de la escuela, lo que ha provocado su decisión de retirar a sus hijos de la institución.
Aunque el pasado mes de diciembre se introdujeron en las escuelas unas directrices redactadas por el gobierno sobre la transexualidad, han sido criticadas por no ir lo suficientemente lejos. Las directrices existentes aconsejan que las escuelas informen a los padres antes de reconocer a un alumno como transexual.
Kemi Badenoch, ministra del Gobierno para la Mujer y la Igualdad, expresó su preocupación por el caso. La escuela, por su parte, mantiene su decisión, afirmando que da prioridad a la seguridad y el bienestar de los alumnos y subraya su condición de escuela integradora.