El pasado lunes 26 de julio se dio a conocer un manifiesto internacional firmado por 21 ministros de Exteriores en los que se mostraba su solidaridad con el pueblo cubano y su anhelo de libertad.
Esto es lo que dice el comunicado conjunto:
“El pasado 11 de julio “decenas de miles de ciudadanos cubanos participaron en manifestaciones en todo el país en protesta contra el deterioro de las condiciones de vida y en demanda de cambios (…) Los manifestantes ejercieron las libertades fundamentales de expresión y asamblea consagradas en la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención Americana de Derechos Humanos, la Carta Democrática Interamericana y la Convención Europea de Derechos Humanos (…) El Gobierno respondió con violencia”.
Por eso este es su llamado al gobierno de Cuba:
“Respete los derechos y libertades del pueblo cubano, garantizados por la ley, sin temor de arresto o detención (…) Instamos al gobierno cubano a que libere a los detenidos por el ejercicio de sus derechos a la protesta pacífica (…) Pedimos libertad de prensa y el restablecimiento pleno del acceso a internet”.
Entre los firmantes se encuentra Estados Unidos e Israel pero también la Colombia de Iván Duque, el Brasil de Jair Bolsonaro o el Ecuador de Gustavo Lasso. También apoyan Guatemala y Honduras.
No está -por supuesto- Perú, recién caído en las garras comunistas. Tampoco está México, cuyo presidente López Obrador disimula su apoyo al régimen castrista con envío de ayuda humanitaria…
Fuera de América el manifiesto ha concitado el apoyo de muchos países del Este europeo, conocedores de primera mano de la represión comunista. Entre ellos, Polonia, Estonia o la República Checa. Casualmente no se encuentra Hungría entre los firmantes.
Tampoco se encuentra España, cuyo presidente, Pedro Sánchez, tiene dificultades en calificar el régimen cubano como dictadura. ¿Cómo se llama un régimen en el que no hay pluralismo político, elecciones libres ni respeto por los derechos fundamentales?
España ha perdido una oportunidad histórica de jugar un papel decisivo en el desenlace del régimen castrista permitiendo que sea Estados Unidos quien lleva la voz cantante y quedando fuera del esfuerzo internacional por democratizar la isla.
Estados Unidos ya anunció hace unos días sanciones contra el ministro de Defensa cubano y sus ‘boinas negras’ por la brutal represión del pasado 11 de julio. Biden anunció que “era sólo el principio”. Da toda la impresión de que Estados Unidos ha decidido poner punto y final a la anomalía cubana.
Desde CitizenGO hemos lanzado una campaña dirigida al Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas, al Consejo de Derechos Humanos de la ONU y a la OEA pidiendo que intervengan para garantizar el derecho de manifestación y la democracia en la isla. Si quieres sumarte, todavía estás a tiempo:
https://citizengo.org/es-lat/203619-libertad-manifestacion-y-democracia-para-cuba