Entrevista exclusiva a Rudy Lenners: de SCORPIONS al hogar

Last updated on diciembre 31st, 2020 at 04:18 am

International Family News.- Hola Rudy. Gracias por esta entrevista para International Family News en primer lugar. Felicidades por el lanzamiento de tu libro «Achtung, ca va piquer! » (¡Cuidado, te va a picar!) en el que nos hablas de tu carrera artística, de tus elecciones de vida, así como algunas reflexiones picantes sobre la vida misma y las relaciones humanas en general con un género totalmente único donde los juegos de palabras, chistes y referencias lingüísticas heterodoxas nos esperan casi con cada frase. Confieso que a pesar de mis muchas lecturas el estilo de tu libro es una total novedad para mí. Mezcla locas risas y reflexiones profundas en un tono ligero  mientras nos permite descubrir el «personaje» Rudy Lenners en toda su amplitud. En este libro nos hablas del episodio que marcó tu paso por la banda de hard rock alemán Scorpions . Cómo entraste a fuerza de tenacidad y de trabajo en esta banda mítica, y las razones por las que lo dejaste. La prensa especializada de la época alimento varios rumores sobre este tema. Una de las razones que mencionas es el hecho de querer fundar una familia unida y sólida. Lo que has logrado al formar una familia numerosa y muy unida, con tu esposa Nadine que comparte tu vida diaria desde hace 43 años. ¿Puedes explicarnos cómo tú, sin embargo hijo único y viviendo en un ambiente «Rock and roll» que no incita realmente a este tipo de opciones, has llegado a tomar esta decisión?

Rudy Lenners.- Cuando era niño, siempre había querido tener un hermano o una hermana, pero mis papas (sobre todo mi padre) prefirieron evadir la pregunta antes que darme las verdaderas razones de su rechazo. Yo me lo perdí… Gran tristeza entonces, pero como vivía en un lugar donde había muchos niños, me “vengué” jugando mucho con ellos, ¡me había convertido en un niño de la calle, un niño de la pelota! Mis amigos de entonces e incluso los que frecuento ahora me dicen que nunca me comporté como un hijo único; de hecho, tenía tanto que compartir. Este sentimiento perduró durante la adolescencia y cuando me convertí en músico profesional, sentí que subía en mí un sentimiento familiar intenso y un deseo feroz de crear una familia en un futuro próximo y esa es una de las principales razones por las que regresé a Bélgica a finales de los 70′. Con los Scorpions y el alto nivel de notoriedad del grupo, sabía que nunca habría podido fundar una decentemente. Así que decidí dejarlos tratando de concebir la música de otra manera y fundar una gran familia unida, ya que mi futura esposa ya estaba presente durante mi estancia en Alemania.

IFN.- Ahora me gustaría hablarte de valores. No llegaré a decir que el ambiente artístico en el que has evolucionado carece completamente de valores. Pero vemos que los valores familiares tradicionales de fidelidad en la pareja, por ejemplo, no están realmente «de moda» cuando leemos los periódicos. Has contado a tus hijos tus numerosas experiencias entre bastidores y de las giras en las que has asistido personalmente a muchos excesos. Sobre todo en materia de droga, sexo o excesos de ego (inventas el término «Legoland» en tu libro sobre este tema) por parte de diferentes artistas conocidos o menos conocidos. ¿Cómo te las arreglaste tú, Rudy? ¿Cómo encontraste la fuerza para no caerte en las esquinas que destruyeron a más de uno?

RL.- De hecho, los valores los tenían antes de entrar en la banda pero, un poco ingenuo, creí poder conservarlos y sobre todo transmitirlos a los demás… Pero el ambiente social de la música, sobre todo a alto nivel, es propicio al fanatismo hacía el artista, a los valores no añadidos y a los excesos a todo dar que he tenido que rechazar una y otra vez.

Los comportamientos de artistas “divas” o “divos”, tanto en hombres como en mujeres, que he conocido en mi recorrido me han decepcionado a menudo. Con respeto a esto, eche un vistazo al capítulo “Divagaciones artísticas” de mi reciente libro.

Al aprender mi oficio, resistí y soporté todo esto, no sin tratar de contrarrestarlos. Después de unos años de gloria efímera, finalmente solté la presa de la fama por… la luz. La sombra salvadora sustituyendo a la fama pronto sería parte de mi vida.

IFN.- No se puede decir que tus padres te apoyaron en tu decisión de ser un artista profesional a tiempo completo. Como cuentas en tu libro, tuviste que aprender tu instrumento a escondidas, hasta el día en que diste el gran salto cuando eras a pena mayor de edad. Dejaste a tus padres molestos y en desacuerdo contigo para irte al país Teutón con la banda metalera… Y sigues viviendo de tu arte hasta el día de hoy con 50 años de carrera musical detrás de ti. ¿Qué aconsejarías a una familia en la que uno de sus hijos o hijas desea embarcarse en este universo artístico tan aterrador para la mayoría de los padres? ¿Es deseable como lo hiciste querer ser profesional rápidamente o mejor dedicarte a ello de manera complementaria?

RL.- Muy buena pregunta y al mismo tiempo bastante difícil de responder objetivamente. Todo depende de la intensidad de la determinación del niño o del adolescente de considerar la música como un oficio. Porque es una verdadera profesión pero, evidentemente, con muy pocas posibilidades de éxito, ya que hay cada vez más candidatos que quieren brillar a toda costa.

Por el contrario, tener un honorable oficio aportando comodidad financiera y hacer música como pasatiempo es más fácil de concebir y el riesgo de equivocarse es obviamente menor. ¡Todo es una cuestión de prioridades! En cuanto a mí, como maestro de formación, no podía contentarme con un pasatiempo. Quería hacerlo todo el día y solamente esto. Lo cual es un señuelo, lo reconozco. Es algo muy difícil hoy en día y hay que diversificar tus actividades artísticas si quieres poder vivir de esto. Realmente tuve que tocar a escondidas de mis papas (sobre todo mi padre) y el hecho de intentar contrarrestarme no hizo más que acentuar mi determinación de cumplir mi pasión artística que dura desde más de 50 años, hecha de conciertos, de realizaciones en estudio, de coachings, etc… y todo eso con una familia amorosa a mi lado.

Fotos tomadas por Loreta Mander

IFN.- Para terminar, me gustaría mencionar contigo, entre los muchos proyectos en los que has participado, aquellos que tienen una dimensión más espiritual. Obviamente no te quedaste solo en el Hard Rock puro y duro. Como director artístico trabajaste con artistas muchísimos estilos diferentes, incluyendo negro-Spiritual, un grupo de canto coral cristiano y un cantante escritor católico francés (Jean-Yves Marie Tourbin). ¿Podrías compartir lo positivo de lo que te han aportado personalmente estas experiencias profesionales y humanas?

RL.- Deben saber que el eclecticismo musical siempre ha estado muy presente en mí. Con demasiada frecuencia, me han etiquetado como Hard-rocker mientras que siempre me han atraído diferentes estilos musicales con una pequeña preferencia por las músicas dotadas de melodías fácil de memorizar y que así “permanecen en el oído” (como el gusano de oreja…jajajaja). Mi juego de batería siempre se ha adaptado melódicamente al estilo musical personal de una banda y siempre me ha alegrado poder tocar en diferentes colores y paletas musicales como un pintor en su paleta de colores.

Salir de la versión móvil