El presidente Donald Trump ha anunciado que designará formalmente a Antifa como una “organización terrorista importante”, prometiendo tomar medidas enérgicas contra lo que considera un movimiento radical y violento que amenaza a las comunidades estadounidenses. La declaración se produjo pocos días después del asesinato del líder conservador Charlie Kirk, un evento que ha intensificado el escrutinio de los grupos extremistas en los EE. UU.
Trump dijo que su administración también investigará a quienes brindan apoyo financiero a Antifa, prometiendo que tales patrocinadores enfrentarán todo el peso de la ley estadounidense. Durante mucho tiempo ha criticado a Antifa como un movimiento peligroso vinculado al caos, la destrucción de la propiedad y la violencia, particularmente en las ciudades gobernadas por demócratas.
El presidente describió a Antifa como un “desastre radical de izquierda” y argumentó que su influencia ha crecido debido a un liderazgo débil a nivel estatal y local. Al designar al grupo como una organización terrorista, Trump pretende ampliar los poderes federales para atacar a los miembros y cortar sus redes de financiación.
El anuncio de Trump señala una escalada importante en la forma en que su administración pretende enfrentar los disturbios internos. La designación permitirá a las autoridades tratar tales amenazas con la seriedad que merecen.
Con esta medida, Trump está reforzando su mensaje de campaña más amplio: restaurar la ley y el orden y proteger a los estadounidenses de ideologías violentas. Al prometer responsabilizar tanto a los miembros de Antifa como a sus partidarios, ha preparado el escenario para lo que podría convertirse en una de las medidas enérgicas de seguridad interna más agresivas de la historia reciente.