El gobierno chileno, bajo el mandato del presidente izquierdista Gabriel Boric, ha patrocinado Ariel es una niña, un libro infantil con temática transgénero del grupo LGBT Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (MOVILH), que promueve las «infancias trans». Con una tirada inicial de 5.000 ejemplares para jardines de infancia y bibliotecas, cuenta con el respaldo de entidades como la Subsecretaría de la Niñez, la Defensoría de la Niñez y universidades como la Universidad de Chile.
MOVILH, fundado en 1991 y afiliado a ILGA, ha recibido más de 279 millones de pesos en financiación gubernamental desde 2001, además de apoyo internacional de la UE, Noruega, los Países Bajos y España. El gobierno de Boric ha impulsado reformas progresistas, legalizando el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2022 y lanzando un «Plan Nacional de Derechos Sociales LGBTIAQ+» para integrar temas LGBT en la educación, la sanidad y los lugares de trabajo.
Esto marca una desviación de las tradiciones conservadoras de Chile, con Boric defendiendo las leyes de identidad de género y el reconocimiento no binario. El libro pretende influir en los niños pequeños en medio del aumento de la identificación trans en Occidente, lo que suscita temores de adoctrinamiento ideológico en la educación temprana. MOVILH se enfrenta al escrutinio por sus vínculos con la pedofilia, en particular a través de su fundador, Rolando Jiménez, que se opuso a la expulsión por parte de ILGA en 1994 de grupos pro-pedófilos como NAMBLA después de que ILGA perdiera su estatus en la ONU.
Jiménez, expulsado en 1994 pero influyente, defendió a los defensores de la relación adulto-niño, mientras que MOVILH apoyó a un activista trans que más tarde se reveló como un violador de niños. Críticos como la senadora electa Vanessa Kaiser y la congresista Sara Concha condenan el libro como adoctrinamiento perjudicial, exigiendo que los niños estén protegidos de la ideología de género en los jardines de infancia.