EQUIVOCAR EL AMOR
«Engañarse respecto al amor es la pérdida más espantosa, es una pérdida eterna, para la que no existe compensación ni en el tiempo ni en la eternidad». Es decir, la privación más horrorosa, que, si no se rectifica, no encuentra remedio ni en esta vida ni en la futura.
Kierkegaard redactó estas palabras hace más de siglo y medio. Pero no han perdido nada de su valor ni de su vigencia. Al contrario, resultan más vivas y actuales que cuando fueron escritas.
Sin duda, como en cualquier otro momento de la historia, en el presente existen grandes amores. Amores recios y hondos, jugosos y entusiastas, nobles y ennoblecedores para todos los que los profesan, que son, o somos, muchos.
El amor nunca será desterrado de la humanidad, pues constituye la grandeza y la necesidad primaria de cualquier varón o mujer: incluso cuando no somos conscientes de necesitarlo.
Amar más y mejor es el único modo posible de crecer como personas y, por consiguiente, de ser felices. Por eso, como en cualquier otra época, también hoy el amor está vivo. El amor nunca será desterrado de la humanidad: constituye la necesidad primaria de cualquier varón o mujer.
ENGAÑOS EN EL AMOR
Pero, por desgracia, no es ese el panorama completo. No es lo que flota en el ambiente y advertimos a menudo en nuestro entorno. Ni es lo que ponen en primer plano los medios de comunicación o las redes sociales o buena parte de los ensayos y la literatura a la moda.
Y, quizá, no sin motivo.
Si atendemos a estas y otras fuentes de información, habría que sostener que en el mundo contemporáneo abundan, en primer término, las traiciones al amor de quienes decimos amar: es decir lo que podríamos calificar como engaños y fracasos en el amor.
Entre otros:
· Incapacidad de compromiso, infidelidades o falta de lealtad entre esposos, novios, amigos, compañeros, colegas, vecinos…
· Vacío, indiferencia, mutuo soportarse, convivencia rutinaria, divorcios, separaciones, rupturas, agresividad física o psíquica, diversos tipos de violencia…
· Abandono de los abuelos y, en general, de las personas mayores o enfermas, en lugares donde «se les cuidará mejor que en casa»…
· Despego y desafección de los hijos hacia los padres y viceversa, y de los hermanos y demás miembros de la familia entre sí…
· Desatención a las personas no rentables desde el punto de vista económico y laboral, que, de este modo, se ven ignoradas, marginadas o excluidas de la sociedad que debería acogerlas…
En el mundo contemporáneo abundan los engaños y fracasos en el amor.
ENGAÑOS “SOBRE EL AMOR”
Y eso no es todo.
Ocurre algo todavía más decisivo y determinante y bastante más difícil de admitir en una civilización que se considera a sí misma super desarrollada, y muy en particular en lo que se refiere al conocimiento.
En amplios sectores de la sociedad actual, parece haberse perdido el sentido mismo del amor, lo que este significa cuando se lo entiende certeramente.
Y esto influye en el conocimiento y en la propia vida.
· Bastantes de nosotros no sabemos bien lo que es amar.
· Y, como consecuencia, no sabemos amar o, al menos, no en el grado y con la finura con que deberíamos hacerlo.
Bastantes de nosotros no sabemos bien lo que es el amor y, como consecuencia, no sabemos amar, al menos, con la intensidad y delicadeza con que deberíamos hacerlo.
PROSTITUCIÓN DE LOS TÉRMINOS
Pero hay aún más.
No solo se desconoce el significado del amor, sino que el término ha sido desvirtuado y casi pervertido o prostituido. Con relativa asiduidad, aquello que denominamos amor presenta como punto de referencia:
· Una suerte de sentimentalismo difuso y blando, incapaz de colmar siquiera las legítimas ansias de un adolescente.
· O el trato meramente físico, como en la hoy empobrecida frase de hacer el amor.
Una expresión que se encuentra en las antípodas de su significado primitivo: el de conquistar a una persona o cortejarla noblemente, creciendo y ayudándola a desarrollarse como persona. Y que es también ajena al maravilloso y más profundo sentido de edificar juntos, a diario, el amor de toda una existencia: de construirlo y darle vida, muy particularmente, en el matrimonio.
Se trata de un colosal y enormemente difundido desconocimiento o engaño sobre el amor, sobre su naturaleza y sentido más hondo.
En nuestros días, parece haber desaparecido el sentido mismo del amor, lo que este propiamente significa.