Primero fue la pandemia y luego las pérdidas millonarias. Luego llegó la ola woke, un tren al que Disney se subió sin dudarlo, promoviendo propuestas dirigidas a las minorías raciales y de género. En vísperas de su centenario, está por ver si se trata de la crónica de una muerte anunciada, pero Disney ya no puede ocultar los numerosos frentes que amenazan a la empresa.
La última de ellas es el cierre de su división de desarrollo metaverso. Según informó el Wall Street Journal el 28 de marzo, los cincuenta miembros de la división dirigida por Mike White perdieron su empleo. Y esto es sólo el preludio de tres rondas de despidos que echarán por la puerta grande a 7.000 empleados en los próximos tres meses.
El objetivo de los recortes de plantilla es reducir los costes en unos 5.500 millones de dólares, explica el mismo diario. Aunque White no hizo declaraciones, las razones de esta drástica decisión sugieren un intento de paliar el caos que Disney+ está creando en la empresa.
De hecho, como informó recientemente Discussing Film, una posible razón de los recortes es la pérdida de 2 millones de abonados a la plataforma desde principios de año. Entre los motivos de esta pérdida, los propios usuarios apuntan a las pocas novedades mensuales, la falta de calidad o madurez de muchos de sus contenidos, o incluso el incumplimiento por parte de la plataforma de su promesa de realizar estrenos y preestrenos antes de pasar a la gran pantalla, a la que finalmente renunció.
A todo ello se suma, según Cinco Días, la preparación de una subida de tarifas y la llegada de publicidad a la plataforma en un número cada vez mayor de países.
En términos anuales absolutos, aunque Disney+ siguió aumentando el número de suscripciones a su plataforma, perdió 4.000 millones de dólares en el segmento de venta directa al consumidor, mientras que el valor de las acciones del grupo se desplomó un 40%.
El fracaso de las películas y programas LGBT en la gran pantalla ha contribuido en gran medida a las dificultades de la dirección de Disney, entre otras cosas por las campañas y peticiones que IOF lleva años promoviendo.
El primero fue “Lightyear“, estrenado en junio de 2022. Su taquilla de 226 millones de dólares en EE.UU. y los mercados internacionales fue la más baja desde Cars 2, con un presupuesto de 200 millones. Peor aún fue “Un mundo extraño”, que con un presupuesto de 180 millones de dólares recaudó poco más de 30 millones en su primera semana.
El 1 de enero de este año, mes y medio después de su estreno en salas y una semana después de su estreno en Disney+, no había logrado alcanzar los 67 millones de dólares, muy por debajo del presupuesto previsto. En total, apenas superó los 73 millones, perdiendo más de 100 millones.
No es casualidad que ambas películas generaran una considerable polémica meses antes de su estreno en cines por el mismo motivo: la agenda woke y LGTB, y con el estreno de “Un mundo extraño”, Disney dio un paso más allá al basar uno de los hilos conductores de la película en una relación entre personas del mismo sexo.
Por último, otro elemento que contribuirá a este proceso de crisis de Disney y obstaculizará el crecimiento económico serán las medidas del gobernador de Florida (EE.UU.) Ron DeSantis que a partir de junio retirará a Disney la autogestión del parque temático en virtud de la ley que prohíbe la educación de los niños en la ideología de género, y el Estado asumirá el control de la zona.