Hace tiempo que tengo sensación de formar parte de una sociedad, o de un tiempo histórico, que está al borde del abismo. No hablo de destrucción, sino de cambio de era.
Y es una sensación común y que además veo referida en muchos artículos, libros y opiniones de gente procedente de diversos ámbitos pero todos ellos con gran criterio, formación y capacidad de análisis. Quizá el más emblemático sea “Se hace tarde y anochece” del Cardenal Sarah.
Las sociedades democráticas de occidente caminan a pasos cada vez más rápidos hacia su autodestrucción. El caos social, cultural y espiritual al que nos hemos llevado a nosotros mismos no tiene retroceso: la dictadura social y de pensamiento, el ecologismo por encima de la persona, las leyes anti naturaleza y anti persona, la ley del sentimiento por encima de la razón y la justicia…todo ello es ya irreversible, desde mi punto de vista. No tiene vuelta atrás dentro de los límites de la democracia actual.
Y, como vemos a lo largo de la historia, lo que se produce es un choque, una ruptura brutal que provoque el cambio y, si Dios quiere y encuentra héroes y santos capaces de arriesgar y ofrecer la vida, la posterior vuelta a la Verdad.
En mi opinión, ese choque vendrá con la islamización de Europa, de la que ya estamos viendo asomar los primeros síntomas. De ella vendrá la destrucción casi por completo de la cultura occidental y de las raíces cristianas de Europa, ésas que ya nadie está dispuesto a defender en la arena política.
Y después, gracias a los Santos, a los héroes y a los que tuvieron la visión de salvaguardar la tradición y la cultura a riesgo incluso de su propia vida, entonces podrá volver a brillar la Verdad que alumbrará de nuevo el mundo.
Pero seamos conscientes, seamos sensatos y seamos valientes y estemos preparados porque quizá nosotros no lo veamos, pero lo intuiremos y tendremos que preparar a nuestros hijos.
Es un ciclo más de la historia de la humanidad como tantos otros.