Condenamos la ola de secuestros de sacerdotes perpetrada por el dictador Daniel Ortega en Nicaragua

En los últimos cinco años la dictadura sandinista perpetró más de 740 ataques contra católicos: secuestros, prisiones, destierros forzados, cierre de iglesias y radiodifusoras, amenazas de muerte, profanación de templos y prohibiciones de actos públicos de fe

En Nicaragua se viola flagrantemente la libertad religiosa y crece la persecución contra la Iglesia Católica.

En las últimas tres semanas, la dictadura de Daniel Ortega secuestró y encarceló injustamente a por lo menos 14 sacerdotes que desempeñaban funciones pastorales y de culto propias del periodo de Navidad.

En total hay 18 religiosos católicos presos: 2 obispos (Rolando Álvarez, de Matagalpa e Isidoro Mora, de Siuna), 13 sacerdotes y 3 seminaristas. A ese número se añade la deportación de otros 12 sacerdotes en octubre de 2023, la expulsión del nuncio Waldemar Stanislaw Sommertag y de las Hermanas de la Caridad, en 2022; y el exilio forzado de Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, en 2019.

En los últimos cinco años la dictadura sandinista perpetró más de 740 ataques contra católicos: secuestros, prisiones, destierros forzados, cierre de iglesias y radiodifusoras, amenazas de muerte, profanación de templos y prohibiciones de actos públicos de fe.

Solo en 2023 se realizaron 275 de esas agresiones. Fue el año más violento contra de la Iglesia durante el lustro. Todo porque la Iglesia no se dobla ante el régimen.

Además, como es evidente, hace años que en Nicaragua no hay libertad política y se violan sistemáticamente los derechos humanos: las elecciones son fraudulentas, hay decenas de opositores encarcelados y centenas desterrados y despojados de su ciudadanía, hay más de 3 mil organizaciones ciudadanas clausuradas, más de 200 periodistas exiliados, decenas de medios de comunicación cerrados, y más de medio millar de muertos en actos de represión desde 2018. Nos sentimos solidarios con todas las familias de las víctimas.

Pedimos a la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos para América Central, y a la Organización de Estados Americanos y a su Sistema de Derechos Humanos una posición más enérgica y una articulación más eficaz para frenar esta persecución.

Finalmente, ofrecemos todo nuestro apoyo a miembros de nuestra red en Nicaragua, así como a todos nuestros amigos y aliados que, desde la línea del frente, defienden las libertades fundamentales en este momento oscuro para su país.

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