En “iFamNews” estamos en contra de la censura porque ésta atenta contra la libertad y consigue el efecto contrario al que pretende. Por eso, en “FamNews” pedimos ahora la censura de los libros con ilustraciones de sexo oral gay en las escuelas primarias de Carolina del Sur y para los Folletos con ilustraciones de sexo oral gay visibles para los niños en la Feria del Voluntariado de Bolzano (Italia): porque esta censura defiende la libertad y por lo tanto logra su objetivo.
En Bolzano, el Arcigay (Asociación gay) del Tirol del Sur aprovechó la feria del voluntariado organizada por un gran número de siglas (incluida la de Cáritas diocesana) para montar una distribuidora de material promocional que va desde una guía ilustrada de sexo oral homosexual masculino (que en el folleto se llama de otra manera) a las posiciones que hay que adoptar para utilizar correctamente los preservativos y los lubricantes en las relaciones homosexuales entre hombres. Sin embargo, en la Feria del Voluntariado todo el mundo pasa. Las familias pasan, los niños pasan, yo paso. ¿Por qué cualquier persona, adulta o menor, debería tener su psique violada por tales imágenes y lenguaje? ¿Por qué el Arcigay tiene la libertad de poner esas cosas y yo no tengo la libertad de decir que eso ofende, repugna, viola mi conciencia y menos la de un menor? ¿Por qué?
¿Por qué, desde las escuelas de Carolina del Sur hasta los banquetes gratuitos de Bolzano, hace furor esta exposición obsesiva de los menores al sexo homosexual?
Decir que mi libertad termina donde empieza la de otro es un aforismo de los liberales que no significa nada. Decir que la libertad es un medio infinito porque infinita es la meta a la que tiende, es decir, la verdad, es una afirmación grave de la que me responsabilizo culturalmente y por la que nadie debería sufrir la violencia de verse expuesto a lo obsceno.
Sí, lo obsceno. Está de moda decir que ya no existe, porque su definición, impalpable, se escapa. Fraude por cuervos de mal agüero. Cualquiera que capte instintivamente lo que es lo obsceno, aunque quiera llevarlo. Nadie que mire un “Canaletto” es tan imbécil como para decir que es lo mismo que un montón de pornografía, ni siquiera los que aman los montones de pornografía precisamente porque son las antípodas de “Canaletto”.
Lo obsceno existe y la libertad de las personas puede hacer lo que quiera con él, excepto imponerlo y exponerlo a los demás, porque al hacerlo, utilizan la violencia. Lo obsceno existe y la libertad de las personas puede hacer lo que quiera con ello, principalmente prohibirlo. Contra la violencia, que es un mal extremo, se necesita un remedio extremo como la prohibición, como la censura. Hay cosas que no deben mostrarse.
Hoy en día está de moda afirmar lo contrario, y de hecho la violación de nuestra civilización es una película pornogay que se proyecta sin parar en cada esquina. Lo más sorprendente de todo es que, mientras el Titanic se hunde, la orquesta sigue tocando magníficamente.