Last updated on febrero 4th, 2021 at 07:30 am
Querido amigo@:
Tú nunca me has visto, aunque yo a ti sí, por televisión. Te he visto sentado en una sala de espera llena de personas sufriendo, preguntándote si te atenderán a tiempo; te he visto tumbado en el suelo de un hospital, pensando que hubiera sido mejor morir en casa; te he visto angustiado porque no sabes dónde está tu padre ni si hay medicación para tu madre; te he visto por los pasillos, metido un saco de plástico con la cara tapada y sé que llorabas, porque acababas de decirle a alguien que “todo va a salir bien” y sabes que no va a ser así. He visto correr por tu cara lágrimas a borbotones porque quieres hacer algo y no sabes el qué. He visto como juegas con tus hijos por el día y como rezas en silencio, por las noches. Te he visto hacer números consciente de que el paro va a durar más de lo que te dicen. Consciente, en todos los casos, de que hace falta un milagro; pero escéptico con que vaya a ocurrir. Consciente de nuestra impotencia, herido por tanto dolor, y temiendo por el porvenir.
Y se me rompe el alma y quisiera cambiarme por ti, ahorrártelo todo; y llorando te pido que hagamos algo juntos. Aferrémonos a lo bueno, obstinémonos en la belleza y conservemos nuestra libertad.
No te permitas caer en el espanto, la apatía, la crítica o la desesperación. No consientas malos humores, ni protestes ni te enfades. Haz lo que debes con todo tu amor, concéntrate en tu tarea: en morir agradecido, en sufrir con dignidad, en servir con cariño, en cuidar con generosidad, en soportar con aplomo, en acompañar con lealtad. Haz de tu reacción a esta agonía una obra de arte. Haz de tu vida -la de ahora- una canción.
Así, acogiendo y abrazando la realidad, la transformaremos juntos. Créete que nuestras lámparas se apagarán; pero una gran Luz nos espera. Llegará la tregua, el calor, la brisa y el beso.
Mirémonos a los ojos. Seguimos teniendo poder porque seguimos siendo libres.