Miramos a nuestro alrededor y fácilmente podemos observar que cada vez hay menos matrimonios, que los que hay se rompen fácilmente y que las familias son grupos de convivencia que difieren mucho de la concepción de hace unos años.
¿Qué ha ocurrido?
¿Han cambiado los valores y prioridades de las personas? ¿Esto forma parte del progreso? ¿Supone mayor beneficio para la sociedad?
A la vista está que no puede ser más enriquecedor ni para la sociedad ni para las personas esta situación. Porque, aunque se engañe con la concepción falsa de que se tiene más libertad y menos sumisión a las estructuras patriarcales impuestas, es una gran mentira.
La destrucción del matrimonio y la familia natural es el foco que nos están llevando a sociedades cada vez más enfermas. Pero enfermas del alma.
Las amenazas al matrimonio y la familia natural se pueden resumir en estos 13 puntos:
1.- El debilitamiento de la fe.
La pérdida del sentido de la fe, de la creencia en Dios. Esto supone que se vaya perdiendo referencia a lo trascendental. Por lo que la persona va quedando encerrada en lo tangible, en las cosas materiales de este mundo. A su vez, esto, le vuelve una persona materialista.
2. La pérdida del sentido de la vida.
Pero las personas tenemos grabado en nuestro interior la búsqueda de plenitud, que es Dios, por lo que, al buscar sólo en las cosas de este mundo, nos toparemos de cara con la falta de sentido de la vida.
3. El relativismo
Esta falta de Verdad en nuestra vida, viene sustituido por el relativismo que postula que no existe una verdad absoluta. Cada uno tendrá su verdad, según sus creencias o situaciones personales. Y claro, serán según el interés egoísta, sin referencias morales absolutas que indiquen y dirijan la conducta hacia el Bien, lo Bueno, y lo Bello.
4. El positivismo.
A su vez, el positivismo nos ofrece solo el conocimiento verídico si está demostrado por lo tangible, por lo que se demuestra científicamente. Se desplaza todo conocimiento que venga de una tradición, de la metafísica, de la ética o de la religión.
5. Pérdida de la dignidad humana.
Si no somos seres creados a imagen de Dios, entonces somos criaturas semejantes al resto de las que habitan en la tierra. Esto nos lleva a una antropología reduccionista del ser humano. Nuestra dignidad se asemeja a la dignidad de los animales. De ahí el “animalismo” y el “ecologismo”.
6. El individualismo.
Se vive para sí mismo, fruto de una mala concepción de lo que es la verdadera libertad.
Nos arrastra a un terrible egoísmo que se cristaliza en una sociedad narcisista: individuos encerrados en su mundo, sus caprichos y placeres. Genera así sujetos consumistas y utilitaristas.
7. El sentimentalismo y emotivismo.
La carencia del sentido profundo del amor como un salir de uno mismo para entregarse al otro, provoca que la persona se ciña tan sólo a los sentimientos y emociones iniciales.
Nuestra sociedad está sumergida en una verdadera cultura de lo sentimental, ensalzando lo emotivo dejando de lado la inteligencia que nos ayuda a discernir.
8. El hedonismo y pansexualismo.
Esta cultura de lo emocional nos sumerge en la búsqueda del placer y del bienestar. Los anuncios, medios de comunicación, canciones… nos muestran estas realidades como valores supremos.
9. Infra- cultura de lo provisorio.
El problema surge cuando esas emociones cambian, porque son variables, y dejan de tener interés eso que lo provocaba, lo que lleva a buscar nuevas sensaciones. De ahí, la cultura de lo provisional, lo cambiante, lo rápido y pasajero. Que lleva a las separaciones, divorcios y relaciones extramatrimoniales.
10. Comercializacion del cuerpo y del sexo.
Lo anteriormente citado nos ayuda a entender que se den hechos como la prostitución, la pornografía y abuso hacia menores y mujeres. Sin olvidar las prácticas en las que, mediante el uso de terapias, se fabrica un hijo en un laboratorio o se alquila un vientre para dicho fin.
11. La deconstrucción cultural y jurídica del matrimonio y la familia.
Sin duda la entrada en la legislación y la cultura del mal llamado matrimonio homosexual, así como las nuevas familias, les ha provocado mucho daño.
Se ha legislado en base a los sentimientos, al amor que dicen unen a estas parejas. Se obvia así que lo que se legisla en una sociedad se hace siempre porque suponga un beneficio para ésta. Una familia natural[1] es la base al ser el lugar natural donde se engendran los hijos que son el futuro de la sociedad. Las demás familias y uniones son estériles.
A su vez al llamarlas con las mismas denominaciones hacen que se desprecie su función, su verdadero valor para la sociedad y pareciera que son iguales y se puede elegir indistintamente.
12. La ideología de género.
Es un ataque directo a toda la antropología del ser humano. Niega su naturaleza de la persona como un ser varón o un ser mujer[2], que lleva al rechazo de la unión varón- mujer, y, por ende, del sentido del matrimonio y de la familia natural.
13. La contra cultura de la muerte.
Una mentalidad antinatalista, anti enfermos, anti ancianos… Ya lo estamos viendo: legalización de abortos en todo el mundo, eutanasia… Se busca un hombre perfecto, sin enfermedades, que produzca y consuma… Lo que nos llevará tarde o temprano al transhumanismo.
Como vemos, son muchos los ataques y amenazas que el matrimonio y la familia natural padecen en la actualidad.
Nos toca a nosotros salir en su defensa con verdaderos argumentos y, sobre todo, con nuestro testimonio fiel a la Verdad.
[1] https://buscandorespuestasemet.com/pinceladas-sobre-el-origen-del-matrimonio-y-la-familia-cristiana/
[2] https://buscandorespuestasemet.com/la-singularidad-de-la-naturaleza-varon-y-mujer/