Joe Biden -o Joke Biden para los amigos- acaba de jurar como el 46º presidente de los Estados Unidos y sin demora se prepara para devolver favores a todos los que le han apoyado, por lo que va a poner en marcha su agenda radical, sobretodo activando todas aquellas medidas dirigidas en promover la agenda LGBT a nivel nacional e internacional. ¿De qué va a tratar en su primera semana en el cargo? De cómo priorizar la agenda LGBT en todo el mundo. El empleo, la economía, la sanidad, etc… son temas secundarios. ¿Lo importante? La agenda LGBT. No esperes que se vaya a ocupar del bienestar de sus ciudadanos o dedicarse a hacer un país más próspero. No. Va a centrar sus esfuerzos en atacar, incluso a nivel internacional, los valores familiares universales.
En concreto se trata de convertir todo lo que concierne a la agenda LGBT en “derechos humanos” y ponerlos “en el centro de nuestro compromiso con el mundo”. Irá nombrando una legión de agentes “defensores de la igualdad mundial”, donde no se valoren los méritos profesionales o las capacidades de gestión sino simplemente el grado de adhesión con una ideología. Como en el caso de Rachel Levine, designad@ como principal funcionari@ de salud de Pensilvania. Si hubieran valorado su trayectoria personal o su pésima gestión pública evidentemente no estaría en ese cargo. Fue nombrad@ únicamente por ser una persona militante transgénero. Se requieren funcionaros adeptos a la causa, no tecnócratas. No se valora el talento sino el grado de alineación a la agenda LBGT.
Asimismo la ayuda exterior de EE.UU. “priorizará el fortalecimiento de la voz, la capacidad y la agencia de las organizaciones y activistas LGBTQ+ locales”. En el capitulo de comprar voluntades, también vemos cómo se pretende “usar toda la potencia diplomática y la ayuda extranjera” a ese fin, esto incluye instar a los países para que adopten esos derechos especiales para las personas LGBT, y “actuar con rapidez” para castigar a aquellos gobiernos que “no apliquen las protecciones legales vigentes o permitan o fomenten un clima de intolerancia”.
En el Congreso de los EE.UU. van a trabajar en promulgar la “Ley GLOBE” que da prioridad a las cuestiones LGBT en la política exterior estadounidense. En particular, entre otras muchas disposiciones, dicha legislación permitiría al gobierno de Biden crear anualmente una lista negra de personas a las que se les acusa -en base de inciertos y ambiguos criterios- de haber violado los derechos de las personas LGBT para impedir su entrada en los Estados Unidos. No lo dudes, si crees que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer, se te tachará de homófobo y se te incluirá en la lista negra.
Estos ejemplos no son más que la punta del iceberg en lo que respecta a las intenciones del próximo gobierno de Biden de ayudar a los extremistas LGBT a llevar a cabo su programa radical. Quieren forzar el mal llamado “matrimonio” entre personas del mismo sexo en países de todo el mundo. Quieren prohibir que los gays y lesbianas reciban asesoramiento voluntario para discernir sobre la atracción hacia el mismo sexo. Quieren imponer la “ideología de género” en el mundo, forzando incluso a los grupos religiosos a aceptar la mentira de que el sexo corporal de una persona está determinado no por la biología sino por sus emociones, sus sentimientos y lo que ellos definen como “identidad”. Y quieren despojar a las personas de sus derechos a la libertad religiosa si esas creencias discrepan de su visión particular sobre el tema LGBT.
Pero aquí estamos y estaremos para seguir defendiendo la libertad…. y la Biología.