¿Formarme en temas de familia? ¿Por qué?

La vida va siempre de dentro afuera: de ti hacia tu cónyuge (matrimonio), de los dos hacia vuestros hijos (educación), de vuestra familia, en círculos concéntricos, a las familias del entorno (mejora de la sociedad)

1. Porque tú lo necesitas

Una primera y fundamental razón: saber bien aquello que merece ser conocido es bueno en sí mismo, no requiere justificación.

Si esto no te convence… ¡cuidado! No es buen síntoma.

Se trata de un motivo fundamental, y el no captarlo debe hacer sonar la alarma, pues pone en peligro cuanto viene a continuación.

Sin saber mejor quién soy, es imposible descubrir quién estoy llamado a ser: cuál es el camino particular de mi perfeccionamiento como persona.

2. Porque tu matrimonio lo necesita

Lo que sea tu matrimonio no depende del ambiente ni de lo que digan o hagan los demás: depende (casi) exclusivamente del empeño que tú y tu cónyuge pongáis en mejorar… y convertirlo en la gran aventura de vuestra vida.

No olvides las palabras decisivas y tremendamente exigentes —y reconfortantes, vistas desde el polo opuesto— de Juan Pablo II: «toda la gran red de las relaciones humanas nace y se regenera continuamente de la relación que se establece entre un varón y una mujer que se han descubierto hechos el uno para el otro y deciden unir sus vidas en un destino común».

¡Toda! la gran red: ¡toda!

La calidad de toda la gran red de las relaciones humanas depende de la categoría de la relación que se establezca en cada matrimonio, en el tuyo y en el mío.

3. Porque tus hijos lo necesitan

Como dice Tomás de Aquino, «aquello que ha sido la causa del surgir de una realidad debe ser también la causa de su crecimiento».

Lo que nuestros hijos necesitan para crecer y mejorar, más incluso que el amor hacia ellos, es el amor entre nosotros, sus padres, que es el amor que les dio origen.

Intentar lo contrario (prescindir del amor conyugal para volcarse exclusivamente en el hijo), puede funcionar, sobre todo si no hay otra opción… pero es infinitamente mejor luchar para hacer nacer de nuevo el amor entre los cónyuges: “ese” es el orden establecido y querido por la naturaleza.

Lo que el hijo necesita para crecer y mejorar, más incluso que el amor hacia él/ella, es el amor entre sus padres, que es el amor que le dio origen.

4. Porque la sociedad lo necesita

Si se habla tanto de la necesidad de mejorar el matrimonio y la familia, no es solo ni principalmente porque estén enfermos (que lo están), sino porque son el más eficaz y casi diría que el único camino para mejorar una sociedad que, sin la menor duda, también está enferma.

La vida va siempre de dentro afuera:

Pero si uno no “llena” su matrimonio y su familia (actividades, relaciones, conversaciones… ¡amor!), lo que hay en el ambiente se “colará” en su hogar.

Por el contrario, si uno se empeña en colmar de amor, primero, su matrimonio y, desde él, su familia… serán ese matrimonio y esa familia las que reviertan sobre la sociedad y acaben por “darle la vuelta”, haciéndola mucho más humana.

La vida va siempre de dentro afuera: de ti hacia tu cónyuge (matrimonio), de los dos hacia vuestros hijos (educación), de vuestra familia, en círculos concéntricos, a las familias del entorno (mejora de la sociedad).

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